Hace algunos minutos me vi sorprendido en un semáforo por un muy agradable grupo de jovencitas quienes llevaban en sus manos algunas pancartas circulares que al ritmo de la música que sonaba desde la esquina, les servían para ocultar sus rostros al tiempo que de manera divertida se asomaban regalándote una linda sonrisa. Estas pancartas decían: Amor, tiempo, Sonrisa… y alguna otra que se me pasa.

Eran chichas del banco Bansi, curioso no, que este banco en lugar de hablarte de cuestiones financieras que muestre temas más humanos. Evidentemente es parte del posicionamiento que ellos buscan en sus clientes.

Dejando esto por un lado, a mí lo que me llamó la atención es la fuerza de una sonrisa. Hoy en día vivimos tan rápido, tan estresados, tan acartonados, que un detalle como este, me hizo sonreír.

El ver la cara amable de la chica quien de forma por demás divertida, ocultaba su rostro tras la pancarta para mostrarlo pícaramente obsequiando una sonrisa, me contagió de felicidad.
Después de ello, pude dar el paso a tres coches en algún crucero en lo que llegué a mi destino, al tiempo que le sonreía a los conductores: un hombre y dos damas. El efecto fue muy reconfortante, ellos también devolvieron la sonrisa al ver con “sorpresa” que les daba el paso.

Realmente es más la gente buena que vive en el mundo que aquella que no lo es, y es la actitud con la que enfrentemos la vida lo que hace a diferencia en cómo nos ven y en como vemos a las personas.
Te invito, sonríele al mundo hoy, y verás que en la mayor parte de las veces, el mundo te sonreirá a ti también… 🙂

By Carlos

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