Hace ya unos días, asistiendo a la denominada “Escuela para Padres”, una de las actividades que más valoro de la escuela donde tengo a nuestros hijos, me tocó escuchar y participar, en la charla que lleva como título… Eso que puse arriba.
Y la verdad que el tema es por demás interesante y fue muy bien recibido por los papás que estábamos ahí, y es que hay que reconocer que la Psicóloga Nancy Palacios es una dama que domina muy bien estos temas así como hace muy amenas e interactivas las pláticas.
Pues para quienes aún sabemos que no sabemos nada, este tipo de charlas son de mucha utilidad, ya que día a día se enfrenta uno a situaciones que definitivamente lo pueden a uno rebasar en cuanto a las necesidades de nuestros hijos se refiere, ya se de atención y cuidado, o de orientación y límites.
La psicóloga, empezó hablándonos de algo que pareciera obvio pero que por lo mismo, en ocasiones se nos olvida que así es. “La importancia que tiene la familia para que nuestros hijos tengan una adecuada psicoafección” …y cuando hablo de familia, me refiero a todas sus modalidades: Mamá y Papá, Papá y ya, Mamá y ya, Mamá y… mamá!!! Papá y… papá!!! Mamá y abuelita, Papá y Suegra!!! Y todas las combinaciones que se les ocurran.
La psicóloga, mencionaba en una de sus láminas que la familia es un microcosmos y que en él se aprenden “Las situaciones críticas como el poder, la intimidad, la autonomía, la confianza y la habilidad para la comunicación”
Y aquí es donde empieza lo bueno, ya que si somos conscientes, cuando nos casamos o nos “arrejuntamos” estamos amalgamando una serie de costumbres, tradiciones, prejuicios, paradigmas, patrones, conductas y hasta “genes” (at ovun), y justo aquí, es cuando debemos de aprender a poder crear nuestro propio estilo de vida familiar y entender que esto, nos guste o no, va a afectar a nuestros hijos.
Cito otra de las láminas de que nos mostró en ese momento: “La forma de relacionarse que tienen los miembros de la familia, determinará la forma en que los niños crezcan y aprendan a relacionarse y a pensar” – Quiuvo, como te quedó el ojo… Y es que te pones a pensar, que si en la interacción de los miembros de la familia, los padres en este caso, hay armonía, respeto, cariño, comunicación… pues lo que podría uno esperar es que los hijos por simple imitación hagan lo mismo. Pero si por el contrario, entre la pareja, hay “gritos y sombrerazos”, insultos, vejaciones y por lo menos decir… mentadas de madre “a diestra y siniestra” pues que podríamos esperar que hagan los pequeños. Efectivamente, imitar a los padres!!!
Y es que quien no reflexione en que los hijos harán hasta lo imposible por no defraudar a sus padres, debería detenerse un poco cuando le grite “Eres un bueno para nada, nunca vas a lograr ser un hombre de bien” o mejor aún, “Eres una wevona, vas a acabar de sirvienta en cualquier casa” (perdón, pero no quise ser peyorativo con lo de sirvienta, pero así dicen algunas mamás) Ahora, volviendo al tema. Después no se quejen cuando sus hijos les cumplan sus deseos, y no sirvan para mucho.
Por el contrario, si encuentran un ambiente de armonía donde se estimule el esfuerzo y se les incentive para poder cumplir sus metas, créanme que los resultados serán algo distintos.
Nunca cortemos las alas de nuestros hijos antes de que empiecen siquiera a aletear. Me ha tocado escuchar padres quienes han respondido a un pequeño que apenas va en primaria, y que expresa su deseo de ser médico o policía, y donde el padre o la madre lo “acaba” diciéndole: “con esas calificaciones seguro que no lo lograrás, primero aprende a escribir antes de estar pensando en eso”. La connotación negativa en cualquier persona y más en un niño o incluso joven, afecta a la persona y afecta su autoestima.
Voy a poner el mismo ejemplo, pero con otras palabras… Ahí les voy… “Que bueno que quieras ser médico hijo, para ello es importante que mejores tus calificaciones, y estoy seguro que si te lo propones, puedes llegar a ser el mejor médico de la ciudad” Ahhhh que bonito no, el único problema es que hay que estar consciente de lo que se dice, antes de abrir la boca y eso, cuesta trabajo… Díganmelo a mí que a cada rato ando metiéndome en broncas por no pensar antes de hablar. Pero bueno, hay que hacer el esfuerzo.
Ahora, continuando con lo que nos comentaba la psicóloga, en aquella charla. También nos hacía ver, lo importante de los límites en las criaturas. Y es que recordemos como fuimos educados nosotros, caray!!! Con la mirada nuestros padres nos podían decir: Quédate quieto, o No hables.
Y ahora!!!, Ay padre mío!!! Bueno, los volteas a ver y lo menos que te dicen es: Que!!!, que quieres!!! En un tono por demás desafiante.
Ahora, recordemos que los niños no nacen malcriados, no… Somos nosotros los que les vamos formando ese mal hábito, y es que la vida de hoy en día, tan llena de “prioridades” nos tiene, taaan ocupados, que estamos más tiempo metidos en nuestra chamba, o en las redes sociales a ver que pendejada ponen nuestros disque amigos (como esta por ejemplo, jijiji), en lugar de dedicar un poco más de tiempo a nuestros pequeños, estamos muy al pendiente de lo que pasa a kilómetros de distancia de nosotros, pero no podemos ver lo que sucede al lado de nuestra propia cama. Le mandamos a toooodos nuestros grupos de Whatsapp su saludo de buenos días, pero no podemos despedir a nuestra pareja o nuestros hijos, con un: “Que tengan buen día mis amores”. Estamos tan atentos a las cosas superfluas y frívolas de la vida, que lo sustantivo lo dejamos de lado. No vamos a ser eternos, y si hoy no ves en tus hijos lo que te gustaría ver, pregúntate que es lo que ellos están teniendo como ejemplo. Y si, la verdad a veces es más fácil y más cómodo ponerles una Tablet con internet en sus manos, y abrirles una cuenta de Facebook que criarlos nosotros mismos.
Y me pongo como ejemplo en este momento, hace un instante vino mi pequeña a preguntarme que estaba haciendo (mientras escribía esto)… “Trabajando” le dije, y simplemente se retiró… Así que siendo congruente, ahí se ven, voy a abrazar a mi pequeña, no sea que al rato ya esté demasiado grande como para aceptar un abrazo de este viejo.
Y tu no te quedes ahí sentado, corre también y demuéstrale tu amor y tu cariño a tus hijos, eso seguramente les dará fortaleza para confiar en si mismos. Suerte!!!
Como siempre, tocando puntos sensibles y dejando tarea para reflexionar. Mil gracias Charly.