Terminó la marcha del día 08 de marzo, como se esperaba, con mujeres encapuchadas, con pintas y destrozos en todo lugar por donde pasaron, en la Ciudad de México y en muchas otras cuidades que fueron testigos de este movimiento.
No se si esto sea el cometido de dichas marchas, ya que bien sabemos que en muestro país, este tipo de movilizaciones son usadas por grupos de choque que persiguen objetivos muy distintos a los que genuinamente se buscan de origen por quienes se manifiestan. Sin embargo ya son tantas veces y están tan bien identificadas estas personas, que no sabemos porque las autoridades no actúan en consecuencia, ya que una cosa es la libertad a la libre manifestación y otra muy distinta, el permisivo actuar de las autoridades ante tales conductas delictivas y bandálicas.
Reitero mi apoyo al movimiento que busca hacer visible el problema de inseguridad, de desigualdad, de “No” al abuso en contra de la mujer, pero para nada estoy de acuerdo en que se aproveche este movimiento para tomarlo como bandera y hacer destrozos y desmanes por doquier ante la complacencia de nuestras autoridades.
Destruyendo monumentos, iglesias, comercios, no se logra nada, nada más que fomentar la división y el desprestigio para un reclamo genuino de parte de muchas quienes claman justicia y quienes buscan mejores condiciones de género quizá.
En fin, ahora les toca a los hombres el reconstruir lo que a su paso dejaron estás mujeres radicales so pretexto de su libre libertad de expresión.